jueves, 28 de noviembre de 2013

Sesión de cine: Insidious 2




Insidious 2 (2013) “Insidious: chapter 2” 




Director: James Wan

Cast:    Patrick Wilson, Rose Byrne, Lin Shaye, Ty Simpkins, Leigh Whannell, Barbara Hershey, Steve Coulter, Angus Sampson, Andrew Astor, Hank Harris, Jocelin Donahue, Lindsay Seim, Danielle Bisutti, Tyler Griffin, Garrett Ryan, Tom Fitzpatrick, J. LaRose


Sinopsis: Josh y Renai Lambert (Patrick Wilson y Rose Byrne) se han mudado con sus hijos a la casa de su abuela paterna,  Lorraine, esperando olvidar el pasado, todo lo sucedido en Insidious, y comenzar una nueva vida. Pero, además de quedar pendiente el caso del asesinato de la médium, pronto la familia empieza a experimentar extrañas visiones y fenómenos amenazantes que les vuelve a poner en riesgo.




Crítica: Personalmente salí contenta del cine, me gustan las pelis de miedo y pienso que por eso a veces, como es este caso soy permisiva. No es una mala secuela, de hecho sigue en la misma línea aumentando el nivel de miedo pretendido, dejando la primera parte como una introducción al mundo Insidious, pero tampoco aportando mucha cosa nueva.

Y digo que soy permisiva porque soy consciente de que aun que me haya gustado, aunque solamente sea porque me ha dado algo de miedo en comparación con el resto de películas de su género, tiene defectos y gordos. No me refiero a los sustos fáciles, que usados en su justa medida no creo que sean negativos, ya que le dan a una película de este género tensión, sino más bien a el abuso de perversiones sexuales, travestismos… para justificar el miedo. Como si los fantasmas que quieren matar a los vivos no dieran miedo, vamos a travestirlos que tengan series perturbaciones mentales en relación con la orientación sexual y de género y que además y ya de pasada quieran matar, pero ante todo vestirse de mujer.

Sin contar que, todo el mundo Insidious me gustase más o menos, me resultaba al menos original, con guiños y referencias de clásicos del terror pero algo originales, pero tras ver otra de las películas de Wan, Expediente Warren, pienso que van cogidas de la mano y se pierde toda la originalidad.



Nota: 3 (sobre 5)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Hábitos prehistóricos en tiempos modernos



Me he apuntado al gimnasio… ¡y voy! (que es lo sorprendente). ¿Por qué digo esto? Pues porque somos hijos de nuestro tiempo, para bien y para mal. En la prehistoria ir a un sitio a cansarnos y a gastar esa energía que tanto nos ha costado conseguir, no quiero decir que pasaran hambre, pero hacer ejercicio para nada sería, como mínimo, excéntrico. Ya que muchos de los instintos adquiridos desde los primeros homínidos se contradicen con la sociedad que tenemos actualmente.

Nuestra evolución nos ha llevado a buscar y desear el azúcar, la sal y la grasa, nutrientes con alto aporte energético o escasos en los alimentos más naturales. Este deseo natural, ya que el cuerpo lo pide para su buen funcionamiento, se ha ido complaciendo cada vez más fácilmente, hasta que ya en épocas históricas se ha llevado al límite. Si en el mesolítico teníamos que ampliar la dieta (Teoría del Forrajeo Óptimo) para poder encontrar las suficientes calorías para sobrevivir, ahora ingerimos tal exceso de comida, grasas, azúcares… que tenemos que obligarnos a hacer ejercicio para quemarlo y mantenernos sanos o recurrir a prácticas más drásticas, como dietas o incluso el quirófano.
No solo eso, si no que somos perezosos, unos más que otros, como en todo. Pero basta ver las escaleras a las salidas del metro, solo dos o tres personas suben por las normales mientras que el resto hace cola para subir en unas saturadísimas escaleras mecánicas. Esto que ahora nos hace pensar que somos unos vagos (nos matamos en los gimnasios pero luego hacemos cola por unas escaleras mecánicas) en el pasado pudo ser una inteligente estrategia de ahorro de energía. Si hemos evolucionado de forma que el desplazamiento bípedo nos suponga una ínfima cantidad de energía, ya que somos de los animales que menos calorías consumen en su desplazamiento, no es casualidad que después nos de pereza gastar esa energía ahorrada en cosas que podemos evitar.
Sin embargo, está demostrado que una vida totalmente sedentaria es muy perjudicial para la salud, tanto para el cuerpo como para la mente. Durante gran parte de nuestra vida en la tierra, sobre todo al principio como cazadores-recolectores, hemos tenido, por exigencias del guión, una muy alta movilidad. Precisamente esta alta movilidad buscando comida, materias primas, alojamiento… hace que sea más importante ahorrar algo de energía. Pero actualmente, en una sociedad opulenta como la nuestra, esa reserva de energía puede sobrepasar con creces lo saludable, y aunque seamos conscientes de que hay que eliminar el exceso nuestro instinto perezoso está programado para ahorrarlo por miedo a la carestía.
En cuanto al consumo de nutrientes, como ya he comentado, las dietas paleolíticas eran deficientes en algunos como calcio o el azúcar, del que se estima que puede contener entre 1 y 3 kilogramos al año, por lo que se desarrollo un deseo de consumir alimentos ricos en estos nutrientes. El consumo medio anual actual  de azúcar en España es de 36 kilogramos, si miramos E.E.U.U. asciende a 45. Este drástico aumento y básicamente su abuso ha causado la aparición de enfermedades como la diabetes o las caries. 


            Como en todo, pienso que lo mejor y lo más sano es la moderación, pero sí que es cierto que nuestro estilo de vida diverge mucho del de las sociedades cazadoras recolectoras, en gran medida para lo que ha evolucionado nuestro cuerpo.

¿Vosotros que pensáis? ¿Hemos de acostumbrar a nuestro cuerpo a la nueva vida o deberíamos llevar una vida más “paleolítica” aunque a nuestro cuerpo le guste más el EXTRA de azúcar?

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El zombie como metáfora social



Soy una feroz devoradora de toda la literatura y cine que trate de zombies, para que engañarnos, y con los años se ha incrementado mucho mi gusto por estos. Por lo que siempre he sentido curiosidad por su transfundo, lo que el autor quiere contarnos a través de su figura.


En este sentido no soy la única que se ha interesado por esta figura en los últimos años, el zombie en las últimas décadas ha llegado a convertirse en una de las criaturas más recurrentes en literatura y cine de terror. Está representado en gran cantidad formatos (series, cine, literatura, cómic, pintura…) todos ellos con una gran acogida por el público. ¿Pero a qué se debe esta gran oferta y demanda de una criatura cuyo objetivo principal es impartir miedo?



La palabra zombie es la adaptación de “zonbi” haitiano criollo que proviene a su vez de la palabra “nzanbi”, en kikongo (lengua de algunas zonas del Congo y Angola). “Nzanbi” hace referencia a dios y dentro del culto vudú nombra a los muertos resucitados por un brujo, a los que puede controlar totalmente.

Representación del ritual vudú haitiano

La palabra hace referencia a personas que han perdido completamente su voluntad humana, su humanidad, incluso la vida, situándose en un estado primitivo de no-muerte donde el único instinto que perdura es el de alimentarse, principalmente de carne humana. Además, en algunos casos puede transmitir a las personas sanas su estado, por lo que aparece el riego de la transmisión.


Pienso que lo que puede explicar la gran acogida de este monstruo dentro del imaginario cultural actual es la adaptabilidad que tiene y que fácilmente puede usarse para crear una metáfora, un subterfugio, de algo digno de mostrar y analizar socialmente. Este monstruo ha ayudado a gran cantidad de autores a plasmar de forma indirecta críticas al capitalismo, el avance tecnológico, la economía, incluso temas tan concretos como la Guerra de Vietnam. Todo ello, en un momento de crisis como el actual (política, económica, climática…) dentro de un mundo globalizado que en momentos de crisis sanitaria (vacas locas, gripe aviar, gripe porcina…) puede afectar a prácticamente todo el mundo en un periodo de tiempo muy corto, como hemos comprobado. Creando un gran escenario, extrañamente verosímil, para el desarrollo de arte apocalíptica donde sobresale la figura del zombie.


Tras el fin del mundo civilizado y con ello el fin de la globalización, la economía capitalista y el estado, la supervivencia de los humanos lleva a conflictos sociales, donde las personas no son mejores o peores por su dinero sino por sus capacidades. Plasmando el egoísmo humano en todos sus aspectos, el de la masa zombie dependiente y que lucha a muerte por su objetivo individual, el instinto de alimentarse de lo primero que encuentren, y el egoísmo de los humanos, que pese a que creemos en democracia o en la ilusión de dependencia y ayuda mutua, vivimos en un sálvese quien pueda. Esto lo podemos ver en la organización o desorganización de los supervivientes para seguir con vida, lo que nos ofrece una rica variabilidad de adaptaciones sociales en un momento de crisis. Aunque en este sentido, pienso que muchos de los autores, pese a que se han roto todas las estructuras, continúan plasmando su sociedad pre-apocalipsis. Como podría ser el caso de The walking dead, al margen de los sistemas de organización social general, es a mi parecer profundamente machista.



Por lo que, aunque en algunos casos el monstruo del zombie represente únicamente eso, un monstruo, en otros, los autores nos presentan una gran complejidad que afecta a muchos campos: político, social, económico, moral… 


Para mí la parte más interesante es la de los supervivientes, tanto en el caso de apocalipsis zombie como en cualquier otro “fin del mundo” o de la civilización, la organización y las decisiones tomadas para mantener con vida a la sociedad, o no. 
¿Vosotros que pensáis?¿Son solamente zombies o hay todo un mundo de crítica social detrás de algo tan aparentemente inverosímil?

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 FERRERO, A. & ROAS, S. (2011) El 'zombi' como metáfora (contra)cultural. Nómadas, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Barcelona.